La relación entre el medio natural y la sociedad ha existido de forma recíproca desde siempre. Las personas influyen en el entorno que les rodea, y a su vez, este condiciona su modo de vida. Sin embargo, la intervención humana sobre el medio se ha incrementado desproporcionadamente durante las últimas décadas, desembocando en zonas altamente urbanas y modernas, alejadas del mundo natural.

Según PICHER FERNÁNDEZ, et al.:

En los ecosistemas rurales la armonía entre desarrollo y paisaje ha sido posible gracias a la lenta transformación de las sociedades y al peso enorme de la tradición. Esta cohesión interna se está rompiendo debido a los avances tecnológicos que han creado materiales y tipologías nunca vistas, diseño de infraestructuras no autóctonos, la falta de sensibilidad y el crecimiento de las comunicaciones y transporte han aumentado la presión de este desarrollo. Estas acciones han puesto en peligro nuestros recursos visuales.[1]

Dese el punto de vista de la producción, el hombre, al gestionar la naturaleza persigue dos propósitos básicos a saber:

  • Obtener ciertos artículos tangibles o productos de la tierra como son agua, suelo, madera etc.
  • Obtener productos intangibles, siendo su valor estético, visual o simbólico lo que aprovecha el hombre.

El incremento del nivel de vida en los últimos años ha puesto de manifiesto el concepto de “calidad de vida” acrecentándose el interés por las actividades artísticas y recreativas y aumentando la importancia de los productos que hemos llamado intangibles. Así es como el valor paisajístico en su aspecto estético va cobrando especial importancia. Esto se debe en parte a que la conservación recuperación del paisaje natural tiene una gran repercusión en la vida de la sociedad y del individuo. [2] Teniendo diversos tipos de funciones entre las que destacamos:

  • Función psicológica: reduciendo la tensión nerviosa y la ansiedad
  • Función sensorial: estimulando el olor, evocando ciertas experiencias y asociaciones.
  • Función simbólica: muy conectada con los valores culturales y populares.

Javier Hernandez Gallardo

Estas funciones se entroncan dentro de las disposiciones generales propuestas por el Convenio Europeo del Paisaje, en el que se entiende por paisaje cualquier parte del territorio tal como la percibe la población, cuyo carácter sea el resultado de la acción y la interacción de factores naturales y/o humanos.[3]

Hay otras formas de entender el paisaje.  El paisaje se entiende como un conjunto de recursos perceptivos: apariencia visual, sonidos, olores, gustos, sensaciones táctiles, y poder evocativo. Dentro de estos paisajes se pueden distinguir el paisaje perceptivo (visual) y paisaje simbólico (evocación). [4] En el estudio del paisaje destaca la Carta del Paisaje Mediterráneo [5]. En esta se estableció una definición del paisaje:

“El paisaje puede ser considerado como la manifestación formal de la relación sensible de los individuos y de las sociedades en el espacio y en el tiempo con un territorio más o menos intensamente moldeado por los factores sociales, económicos y culturales. El paisaje es así el resultado de la combinación de los aspectos naturales, culturales, históricos, funcionales y visuales. Esta relación puede ser de orden afectivo, identitario, estético, simbólico, espiritual o económico e implica la atribución a los paisajes por los individuos o las sociedades de los valores de reconocimiento social a diferentes escalas local, regional, nacional o internacional “.

El paisaje en realidad no existe, es fruto de nuestra invención: el paisaje no es, sino que se hace. <<La idea de paisaje no se encuentra tanto en el objeto que se contempla como en la mirada de quien lo contempla. No es lo que está delante sino lo que se ve>>. [6] El paisaje es así un constructo, un concepto que nos permite interpretar cultural y estéticamente las cualidades de un territorio, lugar o paraje. Paisaje es, según la Real Academia Española <<la extensión de terreno que se ve desde un sitio>>, o <<la porción de terreno considerada en su aspecto artístico>>. [7]

Cuando miranos ese terreno y lo cosificamos –también artísticamente-, lo construimos y lo transformamos, deslocalizándolo, en el paisaje. Todo paisaje, natural o urbano, es por tanto artificial. Ello implica la existencia de un punto de vista y una separación explicita entre el observador y lo observado. [8]

Mirador del fito, el primero en España en 1927 Fuente, Por Soleá
Mirador del fito, el primero en España en 1927 Fuente, Por Soleá

La fotografía da fe de la existencia del paisaje –las fotografías no traducen sino que citan, según Berger[9]– al transformarlo en posta: no sólo selecciona el encuadre pintores con la luz oportuna sino que lo mercantiliza al convertirlo en producto de consume. El interés por el paisaje se reduce al <<yo he estado allí>> y una nueva foto, otra más, será el acta notarial de esa convulsiva obsesión. [10]

El turismo nace porque la fotografía crea lugares añorados y auténticos que, por verdaderos, demandan nuestra presencia en el mirador correspondiente para su constatación, para personalizarlos y poseerlos haciendo gala de lo que Roland Barthers[11] denominó la <<Irresponsabilidad ética del turista>>. [12]

El concepto de arquitectura y paisaje entendido como la relación establecida entre el lugar y el objeto, se ha entendido a lo largo de la historia de maneras diversas. El emplazamiento siempre posee una particular energía que afecta de forma subjetiva al hombre y que, en cierto sentido, es y no es un lenguaje, una lógica aprehendida por aquellos que lo pretenden. La arquitectura es, en última instancia, una cuestión de cómo responder a las demandas del lugar. En otras palabras, a la naturaleza. El objetivo de la arquitectura es el de la creación de un entorno en el que la lógica de la naturaleza y la lógica de la arquitectura coexistan, aún en fuerte antagonismo. [13] Las “recreaciones” contemporáneas que tienen a realizarse a través de dicha dualidad deben integrar los conceptos contemporáneos del medioambiente, sostenibilidad bioclimatismo etc.

Kongsfjord Veidnes cliff bird hide wind shelter Oct31st 2014 med res - sign Amundsen © Biotope.jpg

encaminando las acciones a garantizar el mantenimiento regular de un paisaje, con el fin de guiar y armonizar las transformaciones incluidas por los procesos sociales, económicos o medioambientales. [14]

La arquitectura permite acercar a las personas a este paisaje, que, aunque cosificado y maltratado puede proporcionar elementos intangibles, las sensaciones y sentimientos gratificantes de pertenencia. La contemplación del mismo como de sus virtudes y valores, haciéndolo propio. Entre estos valores, el más voluble, esquivo y codiciado por las personas que miran los espacios naturales en busca de algo más que la contemplación de un entorno vivo, es su fauna, y de entre ellos, su modalidad más extendida, la observación de aves.

 

Referencias

[1] PICHER FERNÁNDEZ, Ana Carmen; RUIZ SÁNCHEZ, Mª Ángeles; VELARDE CATOLFI-SALVONI, Mª Dolores. Arquitectura del paisaje. Madrid, 2006 Universidad Rey Juan Carlos. ISBN: 978-84-9772-819-5
[2]Ídem
[3] Convenio Europeo del Paisaje. Cap. 1, art1, Florencia 20 octubre 2000
[4]PICHER FERNÁNDEZ, Ana Carmen; RUIZ SÁNCHEZ, Mª Ángeles; VELARDE CATOLFI-SALVONI, Mª Dolores. op.cit. supra, nota 1, p. 8
[5] PICHER FERNÁNDEZ, Ana Carmen; RUIZ SÁNCHEZ, Mª Ángeles; VELARDE CATOLFI-SALVONI, Mª Dolores. op.cit. supra, nota 1, p. 8
[6] MADERUELO, Javier. El paisaje, Genesis de un concepto. Abada, Madrid, 2005, ISBN 84-96258-56-4
[7] BERGERA, Iñaki. Nuevos paisajes, nuevas miradas. Proyectos integrados de arquitectura, paisaje y urbanismo 2011. Curso de verano universidad de Zaragoza. Jaca del 28 al 30 de junio de 2011. Ricardo S. lampreave. ISBN 978-84-9911-148-3
[8] Ídem
[9] BERGER, John. Apariencias. Tecnos, Madrid 1997 [Consulta: 4-09-2017]
[10] BERGERA, Iñaki. op.cit. supra, nota 7, p. 9 
[11] BARTHES, Roland. La cámara lúcida. Nota sobre la fotografía. Paidós, Barcelona, 2004, p 126. ISBN 10: 8475096212 [Consulta: 4-09-2017] 
[12] BERGERA, Iñaki. op.cit. supra, nota 7, p. 9 
[13] ESCODA PASTOR, Carmen. La arquitectura como paisaje. [En línea] Universidad Politécnica de Catalunya. Departament D’Expressió Gràfica Arquitectònica I 2010. Arquiteturarevista – Vol. 6, n° 1:12-26 Disponible en: http://upcommons.upc.edu/handle/2117/8858 [Consulta 02-09-2017] 
[14] Convenio Europeo del Paisaje. Cap. 1, art1, Florencia 20 octubre 2000
Escrito por:Alejandro Ortega

Arquitecto y fundador de AODpaisajes Máster en Arquitectura 2019 por Universidad Politécnica de Valencia